Tres vasos de leche al día se asocia a casi el doble de riesgo de muerte temprana (+11% por cada media ración al día) con tasas más altas de fracturas de huesos y de cadera, enfermedad cardiovascular, cáncer (próstata y mama), riesgo de asma, enfermedad de párkinson y presión arterial elevada, diabetes tipo 1, autismo, y las úlceras bucales recurrentes. Además, las hormonas de la leche se relacionan con el acné, la pubertad prematura, fertilidad masculina y multiplica por 5 la posibilidad de tener gemelos en mujeres.
Todos los alimentos de origen animal contienen hormonas naturales (lácteos > huevos > carne). Un 70% de los estrógenos de la alimentación provienen de lácteos. Los efectos de las hormonas de la leche de vaca sobre el cáncer, principalmente se trata de prolactina, corticosteroides, progesterona y estrógenos que se concentran cuando se elaboran otros productos lácteos. Por ejemplo, hay 5 veces más concentración de hormonas en la nata y el queso y 10 veces más en la mantequilla. Hay un riesgo significativamente mayor de cáncer de endometrio entre las mujeres posmenopáusicas que consumen más lácteos.
Las proteínas de la leche producen envejecimiento prematuro de los ovarios (infertilidad) probablemente debido a sus esteroides, factores de crecimiento o disruptores endocrinos. Se producen periodos en sin ovulación y envejecimiento prematura de los ovarios equivalentes a décadas.
La leche desnatada parece menos dañina porque elimina las grasas saturadas y la fermentada porque elimina galactosa. Cuando envejecemos nuestra capacidad de detoxificar la galactosa cae hasta un 40%. La galactosa provocaría neurodegeneración.
Respecto al riesgo de enfermedades cardiovasculares por grasas: carne > queso > mantequilla de cacahuate > cereales integrales.